Hace poco tiempo, en
una galaxia muy, muy cercana….
En mi cabeza, esa frase
parecía una manera ingeniosa de empezar la entrada, pero lo cierto es que resulta
algo complicado resumir todo lo que ha sucedido recientemente en mi planeta para
introducir este «Episodio XIV» del blog. Los últimos meses han sido bastante
moviditos a este lado de la galaxia traductora y no me veo capaz de
sintetizarlos usando tres escuetos párrafos flotantes al principio de la
película.
A principios de marzo,
tuve la suerte de poder colaborar como voluntario en las VIII Jornadas de
Doblaje y Subtitulación de la Universidad de Alicante. En este enlace,
podéis echarle un ojo a las grabaciones de las ponencias, que contaron con lo
más granado de la disciplina y no tuvieron ningún desperdicio. No puedo dejar
de agradecerle a la organización que me dejara aportar mi granito de arena y,
sobre todo, que trabajaran tan duro para conseguir que el evento tuviera semejante
nivel. Además, a mediados de ese mismo mes, se publicó el primer libro que me
han dejado traducir, Thomas Quick: cómo
se hace un asesino en serie. Aquí tenéis más información sobre este estremecedor informe alrededor de un caso
real que bien podría ser considerado el Making
a Murderer sueco. También nos hemos pasado varias semanas inmersos en una
huelga de actores de doblaje que ha provocado que todo lo relacionado con
ciertas series nos suene mal y parece que se avecina otra de guionistas americanos
que puede llegar a afectar al sector de la traducción audiovisual a largo
plazo. No obstante, un suceso transcendental ha eclipsado a todos estos
eventos: ¡tenemos nuevo tráiler de Star Wars!
Hace unos días, el
esperadísimo teaser de Star Wars: Los últimos Jedi
(2017) se estrenó en la cada vez más relevante convención de fans de la
saga en Orlando. Dos minutos y doce segundos que, como todo buen teaser que se precie, no resuelven
demasiados interrogantes, pero que, aparte de para hacernos desear que llegue
ya el mes de diciembre, nos sirven de excusa para comentar un par de asuntos sobre
la traducción de esta saga galáctica que tan locos nos vuelve a todos.
Si hablamos del doblaje de estas películas al español, hay un nombre que no podemos eludir. Se trata del de Quico Rovira-Beleta (@quicorb), que no debería sonarles a gungan a los lectores habituales. Resulta difícil escribir un blog de traducción audiovisual sin mencionarle en casi cada entrada. Más que nada, porque se encarga de todo lo que mola. El caso es que, desde Star Wars. Episodio I: La amenaza fantasma (1999), Rovira-Beleta es el traductor oficial de la saga en España. Su papel en la traslación del universo de George Lucas a nuestro idioma ha sido transcendental, puesto que se ha encargado de unificar toda la terminología. Los traductores de la trilogía original, de cuyo nombre no quiero acordarme (y, además, me es imposible encontrar), no mantenían un criterio uniforme en todas las entregas. «The Dark Side» a veces era «el lado oscuro» y otras, «el reverso tenebroso», aunque siempre fuera «de la Fuerza». El arma característica de Luke Skywalker podía ser una «espada láser», una «espada de luz» o un «sable láser» dependiendo del momento. No había consenso sobre la pronunciación de «Jedi» (podía ser «yedi» o «yedái»). Y un largo etcétera… Por suerte, Quico Rovira-Beleta ha establecido traducciones oficiales que, a partir de ahora, cualquiera que se ocupe de algún producto relacionado con la saga debería utilizar. Si queréis leer más sobre las incoherencias del doblaje de la trilogía clásica, os recomiendo muy mucho este artículo. Y si queréis comprobar lo arraigados que están términos como «reverso tenebroso» en el inconsciente colectivo, me dais la excusa perfecta para recomendaros este temazo de Ultraplayback. «Luke, ich bin deine Mutter! Luke, ich bin deine Mutter!».
Volviendo al tráiler, una
de las quejas que más se propagaron por la red cuando se estrenó la versión en español fue que «le habían cambiado la voz a Luke Skywalker por la de Qui-Gon Jinn».
En realidad, esa voz pertenece a Salvador Vidal,
actor de doblaje que puso voz tanto a Qui-Gon en La amenaza fantasma como a Luke en los episodios IV, V y VI. No
vamos a impedir el regreso de una de las voces originales solo porque
interpretara otro personaje en una única peli, ¿no? Bastante mal lo tuvo que
pasar Vidal con lo calladito que estuvo Luke en Star Wars: El despertar de la Fuerza (2015).
Cuando se estrenó Rogue One: Una historia de Star Wars
(2016), también hubo cierta polémica con una de las voces, pero, en esta
ocasión, era inevitable. El titán Constantino Romero nos dejó en 2013 y se
hacía necesario encontrar un nuevo Darth Vader. El elegido fue Pedro Tena,
que, a pesar de haberse encargado ya de interpretar a este personaje en Star Wars Rebels y en un par de
videojuegos, seguro que tuvo que pasar numerosas pruebas para conseguir el
papel. Obviamente, escucharle a él no es lo mismo, pero, al igual que me
sucedió con Juan Carlos Gustems como Schwarzenegger en Terminator Génesis (2015), su interpretación me convence. Tiene un
tono de voz parecido, pero sabe diferenciarse y no limitarse a imitar a Romero.
Yo creo que el gran reto va a ser encontrarle sustituto como Mufasa en la versión en «imagen real» de El rey león (1994) que prepara Jon
Favreau para 2019. Esperemos que no le pongan la voz de José Coronado, como se
estila últimamente.
Acabamos con otro
asunto que resulta ajeno a las competencias del traductor (como no me cansaré
de repetir):
el título de la próxima entrega. Cuando se anunció que el episodio VIII se iba
a titular The Last Jedi, internet se
llenó de teorías sobre cómo se traduciría. La notable ambigüedad del idioma de
Shakespeare, esa que convierte a los ingleses en los maestros del insulto
educado, propicia que no sepamos si se está refiriendo a un Jedi o a varios ni
cuál es su género (y me da que ha sido aposta). Al final, el equipo de marketing se ha decantado por Los últimos Jedi para nuestro país y, como
podéis deducir, por el plural para todo el mundo. Es una estrategia que no nos
debería sorprender, pues ya se optó por lo mismo en Star Wars. Episodio III: La venganza de los Sith (2005), con The Revenge of the Sith como título
original. A pesar de las quejas (como si no fuera inevitable traducir el título
y perder algo de sorpresa por el camino si queremos que la peli llegue a
nuestro país), el plural masculino es la única manera de mantener una mínima
ambigüedad en castellano. Eso sí, el problema viene cuando el director te lleva
un poquito la contraria y dice que el título solo se refiere a Luke...
En mi opinión, la revelación del título en español no va a arruinarnos la experiencia de ver la película por primera vez. Tampoco tiene pinta de que vaya a ser la madre de todos los spoilers. De hecho, seguimos sabiendo lo mismo sobre la historia: más bien nada. Si siguen la estrategia publicitaria que aplicaron a la promoción de El despertar de la Fuerza y Rogue One, no creo que nos enteremos de mucho más. No necesitan convencernos para que vayamos en masa al cine a ver cualquier cosa que lleve «Star Wars» en el título. Sobre todo, teniendo en cuenta que hemos seguido yendo después de las precuelas. En Disney son conscientes de ello y parece que se preocupan por guardar las sorpresas. Saben muy bien que todos nos morimos por ver el episodio VIII igualmente. Y eso que todavía nos quedan unos ocho meses de espera.
Más vale que la Fuerza
nos acompañe. Y las uñas. Que si no, acabaremos con muñones.
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