¿Sabéis lo bueno de
estar obsesionado con los superhéroes y tener un blog sobre traducción? Que
siempre hay algo de lo que hablar. (Y si no lo hubiera, nos lo inventaríamos,
que esto es internet). Me apuesto toda mi colección de diccionarios de Enrique Alcaraz
a que solo comentar alguna de las últimas polémicas traductológicas
relacionadas con el género ya me daría para una entrada entera. ¿Lo intento?
No os voy a mentir,
centrarme en el doblaje de Deadpool 2
(2018) es muy tentador. Seguro que atraería a muchos lectores. La primera
parte, estrenada en 2016 y con traducción de Darryl Clark y ajuste de Rafael
Calvo, fue todo un éxito en este aspecto, llegando
incluso a ser finalista
en la categoría «Mejor traducción y adaptación para doblaje de película
estrenada en cine» en los V Premios
ATRAE. La secuela, que cuenta con un nuevo traductor, Pablo
Fernández Moriano, sigue manteniendo el nivel y clavando
la traslación de los chistes y el registro coloquial. Asimismo, se nota un
especial cuidado en conseguir que las referencias al tebeo también funcionen en
nuestro idioma y ya
sabéis que eso me hace estar más contento que Ryan
Reynolds ahora que todos hemos olvidado Linterna
Verde (2011). Por desgracia, solo han hecho falta dos decisiones de
traducción para eclipsar todas estas virtudes en muchos de los comentarios
sobre el doblaje de la cinta: una mención a Enrique Bunbury y la inclusión de
una muletilla de Belén Esteban («Yo por mi hija, mato»), que, a priori,
desentonan un poco en una comedia cuyo humor se basa en referencias a la
cultura americana. Cuando le pregunté por el asunto en Twitter, Pablo se tomó
la molestia de redactar un
hilo
explicando cómo se llegó a estas adaptaciones (la primera fue elección suya,
pero la segunda vino del cliente). También podéis oírle hablando de la peli en el
programa Gente Despierta
de RNE. Se demuestra una vez más que las circunstancias que pueden acabar
afectando la obra de un traductor son muy diversas y que una parte muy
importante de su trabajo consistirá en ser capaz de justificar de una manera
razonable cada una de las estrategias que escoge. Tanta polvareda se ha
levantado que hasta la «princesa del pueblo» (espero que solo del suyo) se ha
hecho eco de la polémica en
Twitter. Parece que los traductores no son los únicos a los
que los equipos de marketing les
dicen qué hacer…
Aun así, le tengo demasiado
cariño a mis diccionarios especializados como para jugármelo todo a esa carta. Es
un tema con tirón, sí, pero no deja de ser anecdótico y ya ha sido tratado en
numerosos medios. No sé si da para una entrada como Stan Lee manda. ¿No hay
alguna otra peli de justicieros encapuchados que se estrene pronto cuyo título
en español haya dado que hablar en los mentideros cibernéticos? Eso siempre luce
bien en un blog de traducción audiovisual. Ah, ya lo tengo…