9 de junio de 2020

Les belles fidèles


Me gustaría poder afirmar que en Luces, cámara, ¡traducción! hemos pasado de fase, pero aquí nunca conocimos nada parecido a la normalidad, así que tampoco esperéis demasiados cambios.

Aunque lo cierto es que el confinamiento ha tenido sus cosas buenas (¡cero sesenta!). Durante estos días más caseros que la gaseosa, nuestro flamante entrevistado Mario Pérez ha organizado y moderado Las quedadas de ATRAE, una serie de mesas redondas sobre traducción audiovisual retransmitidas por YouTube para las que ha contado con la participación de algunos de los profesionales más importantes del sector. Eso sí, también se le han colado personas de dudosa reputación, porque el abajo firmante aparece en el episodio 2, dedicado a la intertextualidad. Pude balbucear a gusto sobre mi tema fetiche junto a profesionales mucho más diestros en la materia. Tanto le cogí el gusto que volví a ser youtuber (pero con estudios) unas semanas después, esta vez cumpliendo la función de moderador y estrenando un nuevo formato de ATRAE, Café y batallitas, en el que tuve la suerte de poder entrevistar a Quico Rovira-Beleta y Javier Pérez Alarcón. Si tenéis dos horas libres, os esperan encuentros con directores míticos en el baño, recomendaciones cinematográficas muy curiosas y mi colección de gafas de broma. Y sí, aún nos quedó tiempo para hacer todavía más alusiones a la intertextualidad.

De hecho, viendo que todavía nos quedan varios párrafos de entrada antes de llegar al punto final, podríamos seguir hablando un rato de esta propiedad textual que tiene lugar cuando una obra hace referencias a otras obras que el traductor debe respetar. ¿Cómo? ¿Que os están esperando en otro sitio? Pero si no me habíais dicho nada y parecía que teníais un rato libre para leer… ¿Estáis seguros? No, no os vayáis, por favor. Os prometo que va a valer la pena. Y no me miréis así, ¿vale? Soy plenamente consciente de que no es un tema demasiado novedoso en este blog, pero, yo qué sé, intentaremos enfocarlo desde otra perspectiva para que no os sintáis estafados porque siempre hablo de lo mismo. En serio, os acabará resultando curioso y todo. Además, mi abogado me ha asegurado que, si lo formulo así, no estoy obligado a cumplir con nada de lo que he dicho. Todos ganamos. ¿Veis? Estaba seguro de que al final os iba a convencer para que siguierais leyendo. Vale, ahora sí que estamos listos. Ejem…



No sé si lo sabíais, pero Javier Pérez Alarcón traduce para doblaje El cuento de la criada (The Handmaid’s Tale). No suele insistir mucho con el tema. El caso es que, además, recorre la península realizando interesantes charlas sobre el proceso de traducción de esta serie (vale, igual muy en secreto no lo lleva). Al tratarse de la adaptación de una novela de Margaret Atwood, Javier siempre recalca la importancia que le da a la intertextualidad en este proyecto y pone ejemplos de términos para los que se ha visto obligado a mantener la traducción previa del libro. En una ocasión (allá por el Congreso SELM de 2018), compartió con un entregado público un pequeño dilema intertextual que le había surgido durante su trabajo. En uno de los episodios se nombraba a los «Guardians of the Faithful», un cuerpo de esta sociedad (no tan) distópica al que Atwood siempre se había referido como «Guardians of the Faith» en su obra. Por un momento, Pérez Alarcón dudó si debía ser aún más fiel a la obra original que el guion de la serie y optar en su traducción por el apelativo de «Guardianes de la Fe», equivalente que habían conocido de forma previa los lectores españoles. No obstante, al tratarse de un producto serializado que podía ahondar en el concepto en futuras temporadas y no un largometraje cerrado, decidió no pillarse los dedos y se inclinó por una traducción literal. También serían «Guardianes de los Fieles» en nuestro país. Javier resistió la tentación, pero se me ocurren varios ejemplos de adaptaciones audiovisuales en los que el doblaje fue más fiel a la obra adaptada que el guion original. Vamos a repasar algunos de ellos, que la cosa tiene miga.

Como ya sabéis, aprovecho cualquier excusa para ponerme a hablar de cómics, así que arrancamos con V de Vendetta (2006), basada en la novela gráfica de Alan Moore y David Lloyd. Se trata de uno de esos casos en los que no se sabe si son más pesados los que entendieron la película a la perfección o los que no se quedaron ni con la mitad de la misa, pero eso no quita que mole mogollón. Traducida por Eva Garcés y ajustada por Armando Carreras, la cinta nos transporta a un futuro en el que Gran Bretaña se ha convertido en un país totalitario (un futuro muy alejado de la realidad, como veis). Solo hay que echarle un vistazo al final de la película para comprobar que el largometraje se aleja en bastantes puntos del tebeo original. Uno de los cambios más notables es que en el guion inglés ningún personaje se refiere al tirano que gobierna este régimen, interpretado por el inolvidable John Hurt, como «Leader», cargo que ostentaba en las viñetas, sino como «Chancellor». No sucede así en el doblaje español, donde se tomó la decisión más que consciente de utilizar «Líder» como equivalente de «Chancellor» en todo momento. Sospecho que no fue con el objetivo de realizar publicidad subliminal del supermercado con mejor precio y calidad, sino para mantener una armonía con la versión impresa que no se respetó al otro lado del charco.


Este fenomenal fenómeno puede llegar a afectar no solo a una película, sino a los cimientos de todo un universo. En la escena poscréditos de Thor: El mundo oscuro (2013), con traducción de Josep Llurba y ajuste de Rafael Calvo, se presentaban unas piezas de bisutería que resultarían transcendentales para el futuro de Marvel Studios, «the Infinity Stones». Lo curioso es que estas piedras preciosas que convierten a sus portadores en seres superpoderosos en los cómics americanos siempre habían sido conocidas como «Infinity Gems». Con muy buen tino (y una gran capacidad de documentación), en la adaptación al español se inclinaron por el equivalente acuñado, «Gemas del Infinito», antes que sacarse de la manga un «Pedruscos del Infinito» o algo por el estilo. Quién nos iba a decir que el elemento central de una saga multimillonaria iba a ser más respetuoso con sus orígenes comiqueros en el doblaje que en versión original.

De hecho, en algunas ocasiones, la traducción es capaz hasta de añadir intertextualidad allí donde no la había. Turno de que vuelva a aparecer por aquí otra de mis obsesiones, esa maravilla que es Zootrópolis (2016). Ya tuvimos la suerte de conversar largo y tendido sobre ella con Lucía Rodríguez, responsable de la versión española junto al ajustador Lorenzo Beteta, pero aún nos guardábamos esta curiosidad en el tintero. En una de las escenas, el pícaro zorro Nick realiza una imitación de la conejita protagonista, Judy, para burlarse de ella y suelta lo siguiente: «Hey, look at me, I'm moving to Zootopia, where predators and prey live in peace and harmony and sing “Kumbaya”». Esto es lo que se oye en el doblaje a nuestro idioma: «Ya lo tengo, voy a irme a Zootrópolis, donde depredadores y presas viven en armonía y cantan “Hakuna Matata”». En el original no había ninguna referencia a El rey león (1994), sino a una canción popular, pero quizás el himno de Timón y Pumba resulte más reconocible para los espectadores españoles. Y tampoco es que las autorreferencias sean una novedad en la factoría Disney. 

Sirva esta curiosidad como cierre a nuestro repaso intertextual. Resulta que la traducción, esa bella amante que, según algunos, se permite ser infiel a las palabras que caen en sus garras sin ninguna consideración, también cuenta con la capacidad de ser más leal a los referentes previos que el mismo original. Y, lo más sorprendente, se atreve a ejercerla si la situación lo permite.

Parece que el traduttore a veces no es tan traditore, ¿verdad?

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