¿Conocéis esa sensación
tan española de querer que el verano no se acabe nunca? ¿Ese deseo irrefrenable
de alargar las vacaciones hasta el infinito y más allá? ¿Esos intentos
desesperados de aplazar sine die la
vuelta a la rutina típicos de septiembre? Si habéis contestado afirmativamente,
os felicito. Eso significa que no sois autónomos. Y que puede que lleguéis a
entender por qué se ha retrasado tanto la publicación de esta nueva entrada del
blog. Se me ha ido un poco la mano con el paréntesis vacacional, qué le vamos a
hacer. Gracias por seguir ahí.
Tranquilos, durante
estos meses de ausencia no he dejado de lado mi obsesión por la traducción
audiovisual. De hecho, el pasado 27 de septiembre participé en las IV Jornadas
del Día del Traductor (TradUA) de la Universidad de Alicante con mi charla Un gran poder conlleva una gran
intertextualidad. Abajo os adjunto una fotografía, porque yo tampoco me lo acabo
de creer. Como ya os podéis imaginar, me centré uno de mis temas favoritos (y
sobre el que ya os he dado la vara un par de veces): la traducción del cine de superhéroes. Las diferencias de
traducción entre cómics y películas me sirvieron para explicar por qué la
intertextualidad es una propiedad textual tan importante para el traductor
audiovisual. Todo aderezado con buen humor y ejemplos sorprendentes. No sé, yo
creo que pasamos un rato majo. A ver si podemos repetirlo alguna vez. Por si
fuera poco, en el último programa del podcast
especializado en cómics 2 Frikis y 1
Murciano me dejaron hablar un ratito sobre todo esto a partir del minuto
01:59:00. Y parecían interesados y todo. Aquí podéis escucharlo.
Sí, acabo de dedicar un
párrafo entero a excusarme por no haberme puesto a escribir entradas nuevas
antes (y a hacerme algo de autobombo)… pero reconoced que la excusa era buena. Ahora
que puedo ver en vuestros ojos que ya me habéis perdonado, es el momento de volver
a la normalidad después de estos minutos publicitarios y dar el pistoletazo de
salida a la «segunda temporada» del blog. Nos ponemos en marcha descubriendo un
aspecto algo curioso del mundo del doblaje antes de volver a nuestros fueros
traductológicos en próximas entregas.
Hasta los que somos
partidarios de la existencia del doblaje debemos admitir que uno de los
argumentos más certeros en su contra es que, por mucho que se esfuerce el
encargado de doblar al personaje en español, siempre estaremos condenados a
perdernos una parte de la interpretación del actor original: su voz.
Afortunadamente, el cine es la industria de los sueños y el único objetivo de
Hollywood es convertir nuestros deseos en realidad (o dinero). Bienvenidos al
apasionante mundo de las versiones multilingües que mantienen a los mismos
actores (léase con un marcado acento británico).