Es una verdad
universalmente reconocida que toda persona de bien posee amplios conocimientos sobre
el arte de la traducción. El traductor común está más que acostumbrado a que le
recuerden que encargos de miles de palabras se pueden hacer en cinco minutos
(¿o acaso no sabe usar el diccionario?). Tampoco le resulta extraño que algún
cliente le aliente señalándole que su sobrino, que estuvo tres semanas
aprendiendo inglés en Irlanda, podría realizar el mismo trabajo a la perfección.
Si comete la temeridad de interesarse por la traducción audiovisual, en su
entorno no perderán la oportunidad de comentarle emocionados que están deseando
escuchar su voz en alguna película de próximo estreno. Todas estas afirmaciones
denotan un vasto dominio de la materia. Por tanto, me parece muy sorprendente
que gran parte del público desconozca que, en ocasiones, los traductores se ven
en la tesitura de tener que traducir del español al español.
Teniendo en cuenta que
el español es la segunda lengua más hablada del mundo y que la cultura
hispanoamericana tiene especial relevancia en Estados Unidos, no nos debería
sorprender que nuestro idioma realice apariciones especiales en la versión
original de algunos largometrajes o series. Se suele utilizar para caracterizar
a los personajes latinos y para crear situaciones repletas de dificultades
comunicativas que, generalmente, buscan un efecto cómico. No hace falta ser Erasmo
de Róterdam para concluir que esto último supone un problema importante a la
hora de traducir, puesto que los personajes que originariamente hablaban dos
idiomas distintos pasarán a comunicarse usando la misma lengua en el doblaje al
español. Son varias las dudas que nos asaltan al llegar a esa conclusión: ¿será
posible mantener de alguna manera la diferenciación lingüística y los
malentendidos en la traducción? ¿Es mejor que el traductor no toque nada y
aproveche el regalo que supone que le den directamente algunas frases en
español? ¿Qué haría Google Translate ante un caso así?
Quico Rovira-Beleta,
uno de los grandes de la traducción audiovisual en España, nos dice en el documental Voces de película
(disponible en YouTube y de visión obligada para cualquiera que esté interesado en el doblaje
cinematográfico) que hay dos tendencias principales a la hora de enfrentarse a
este problema. La primera es doblar con acento latinoamericano al personaje que
hable nuestra lengua en el original. La contraposición entre el castellano y el
español latinoamericano mantendría la sensación de que los personajes hablan de
forma diferente y permitiría que también se dieran equívocos en el producto
traducido. La segunda estrategia consiste en sustituir el español por otros
idiomas como el portugués o el italiano, que resultan teóricamente fáciles de
entender para el público de este país. Una solución que modificaría el material
de una manera más profunda, pero cumpliría su función.
En las series Modern Family, Breaking Bad o Narcos, todas
con fuerte presencia de personajes hispanoamericanos, se recurre a la primera
estrategia. Un buen ejemplo de ello es el doblaje de Gloria Pritchett, interpretada
por la colombiana Sofía Vergara en Modern
Family. El personaje habla con un fuerte acento en la versión española y,
en muchas ocasiones, se fuerzan las situaciones cómicas del original haciendo
que pronuncie términos que nos resultan extraños a los españoles. ¿Me expliqué
bien, chamacos? Aquí el principal objetivo es conseguir que lo que le sonaba
raro al espectador inglés también nos parezca exótico a nosotros. Otro caso reseñable
es el de Narcos, la serie de Netflix
sobre el colombiano Pablo Escobar. En su afán por ganarse al público de habla
hispana, Netflix ha creado un producto que podríamos considerar casi bilingüe.
A la hora de adaptarla, los personajes que hablan en español durante toda la
serie no se doblaron y los que van alternando lenguas están doblados por
españoles peninsulares que fuerzan el acento y el vocabulario, Gloria style.
Para encontrar un
ejemplo de la segunda tendencia que nos indicaba Rovira-Beleta no nos hace
falta ni cerrar sesión en Netflix. En la magnífica primera temporada de Daredevil aparece una señora
guatemalteca llamada Elena Cárdenas. Su papel es menor (solo aparece en cuatro
episodios), pero tiene una cierta importancia para la trama. Acude al bufete de
los protagonistas para recibir asesoramiento legal y desarrolla una bonita amistad
con ellos. Domina muy poco el inglés y se suele expresar en español la mayoría
del tiempo, ayudada por la secretaria del bufete, que la interpreta al inglés. En
el doblaje español, se cambia su idioma a portugués. La lengua lusa se
convierte en el obstáculo que dificulta la comunicación. Dado que no es un
personaje principal y que su país de procedencia no es relevante para la
historia, el cambio funciona.
Pero ¿qué ocurre si los protagonistas son de nacionalidad española en el original y eso nos impide usar cualquiera de estas soluciones?
En Vicky
Cristina Barcelona (2008), el anuncio de hora y media de la ciudad condal
que dirigió Woody Allen, dos jóvenes americanas pasan unos días de vacaciones
en tierras catalanas. Acabarán conociendo a Estereotipo Español 1 y Estereotipo
Español 2 (Javier Bardem y Penélope Cruz), con los que mantendrán una relación
que podría asegurarle una buena jubilación a cualquier psicólogo. La comicidad
de gran parte de las escenas (esta me parece particularmente representativa) se basa en que las americanas tienen poca o ninguna noción de la lengua de
Cervantes. A la hora de estrenarla en nuestro país, se decidió doblar al
español a todos los personajes. El visionado del resultado final es una
experiencia cuanto menos extraña.
Se me ocurre otra
película en la que, como su título indica, las cuestiones idiomáticas también
resultan especialmente relevantes: Spanglish
(2004). No me gustaría dedicarle más tiempo del necesario a una obra de
Adam Sandler, así que nos bastará con saber que la trama gira en torno a una
inmigrante mejicana (interpretada por Paz Vega) que trabaja en casa de una
familia americana a pesar de no dominar el inglés. En esta ocasión, se decidió
no doblar la película y que llegara a las salas españolas en versión original
subtitulada. Esto puede parecer la solución perfecta para casos así, pero
recordemos que vivimos en un país en el que el público está acostumbrado al
doblaje y no a leer subtítulos. Si de algo nos sirve este repaso a distintas
soluciones para un mismo problema (todas ellas válidas, nos guste o no) es para
confirmar que en traducción nunca hay una receta universal ni perfecta.
Como lo mejor siempre
se guarda para el final, vamos a terminar con una escena divertidísima para la
que, además, se encontró una estrategia de traducción maravillosa. En un momento dado
de la versión en inglés de Toy Story 3 (2010), Buzz Lightyear sufre un cambio de personalidad y pasa
a hablar en perfecto español, para desconcierto de los otros juguetes. Dicho
así, este gag, que funciona como un tiro, parece difícil de
replicar en nuestro idioma. Por suerte, los encargados del doblaje tuvieron una
idea muy inspirada: que aquí Buzz hablara con acento andaluz. Y no llamaron a
cualquiera, no. El encargado de doblarlo sería Diego el Cigala, el único hombre
capaz de hacer que vea entero un programa de El hormiguero. Durante el resto del metraje, Buzz sigue
teniendo la voz del gran José Luis Gil, pero el cambio momentáneo por nuestro
cantaor favorito es hilarante, creando un momento maravilloso que no tiene nada
que envidiar al original. Para ser testigos de la inigualable genialidad de
ambas versiones, solo tenéis que pulsar aquí y aquí.
Y, como soy bien
nacido, no me gustaría terminar sin agradecer la colaboración de mi colega Fernando Bernabeu (al que podéis leer compartiendo su saber sobre videojuegos aquí),
que me ha dado información sobre Narcos
(la serie, no el colectivo), y de mi amigo Juan Antonio Lorca (al que podéis leer hablando de sus entretenidas aventuras por Austria aquí), que me sugirió la idea de la entrada y me recordó la existencia del Buzz Cigala. Mejor ir acabando antes de que haga algo mal y se arrepientan.
Creo que sería muy bueno que en España logren dejar atrás la herencia franquista de tener que doblar absolutamente TODO al español y empiecen a escuchar en inglés y leer subtítulos en español. Muchos de los problemas planteados en el artículo se mantendrían, pero otros ya no. Y los españoles podrían ser más cosmopolitas y dominar mejor el inglés en general. Al fin y al cabo están a dos pasos de Inglaterra, y aquí en América Latina hablamos más y mejor inglés, es un sinsentido.
ResponderEliminarHola, Isadora:
EliminarPuedo comprender tu postura y me parece muy respetable. Estoy de acuerdo en que la versión original subtitulada es una buena herramienta para aprender idiomas y, como dejo entrever en el artículo, me parece la mejor solución para enfrentarse a películas como «Vicky Cristina Barcelona» o «Spanglish». Aunque hay que reconocer, como tú misma indicas, que no deja de ser otra forma de traducción, en la que también existen problemas y se siguen perdiendo cosas en el trasvase.
Yo, más que decantarme por subtitulación o doblaje, soy partidario de que existan ambas alternativas. Creo que pueden convivir perfectamente. Por ejemplo, sin el doblaje muchas personas con dificultades para leer subtítulos o con problemas de visión de cualquier tipo no podrían acceder a estas obras. Además, en España tenemos la suerte de contar con grandes profesionales en los dos ámbitos, así que me alegro de tener ambas posibilidades a mi alcance para poder elegir la que más se adecue a cada situación.
Un saludo y gracias por tu comentario.
En Modern Family Sofía Vergara interpreta el papel de Gloria que, al igual que ella, es de Colombia. Se menciona en el artículo lo de "Me expliqué bien, ¿chamacos?" Pero, lo de chamacos es más bien típico del español de Méjico, ¿no? Podrían mejor buscar terminología más típica colombiana.
ResponderEliminar¡Hola, Eva!
EliminarEl "Me expliqué bien, ¿chamacos?" es una broma que yo he incluido en el artículo, no está sacado del doblaje de ningún episodio de la serie. De todas maneras, quería que también sirviera para reflejar lo forzadas que pueden resultar estas traducciones, o sea que, teniendo en cuenta tu comentario, creo que he conseguido mi objetivo.
Un saludo y gracias por comentar.
Me ha parecido un artículo muy interesante, como únicas objecciones y, como consejo bienintencionado; es preferible el uso de "México" al de "Méjico", por estar este en desuso y no ser utilizado por los propios habitantes del país. Además, sería más adecuado contraponer el Español peninsular al Español de América y no el castellano al latino.
ResponderEliminarSupongo que estos términos los utilizarás frecuentemente y ya que me parece esta, la del blog, una buena iniciativa solo pretendia contribuir a perfeccionarla. Espero que no le moleste.
Seguiremos leyéndote.
Saludos
Gracias. Lo tendré en cuenta ;)
Eliminary ¿qué hacemos con estos casos en el doblaje al español de América? ¿qué estrategias aplicamos?
ResponderEliminarOye, pues lo desconozco, pero es un tema que merece ser investigado...
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